Ha comenzado 2016 y lo ha hecho con fuertes caídas a nivel global, caídas que son consecuencia de diversos acontecimientos (tensiones entre Arabia Saudita e Irán, desplome de las materias primas, resultado electoral en España…), entre los que destaca sin duda la situación de China, donde las caídas en las bolsas de Shanghai y Hong Kong, así como una nueva devaluación del yuan, han hecho que los inversores se enfrenten a una situación de volatilidad e incertidumbre, algo que parecía haber quedado atrás.
Y es que la volatilidad que estamos viviendo en estos primeros días de 2016 (algo que, no obstante, no es nuevo, ya que tuvimos también un último cuarto de 2015 caracterizado por la volatilidad), parece haber llegado para quedarse, al menos a medio plazo, posibilidad que contemplábamos, si bien no esperábamos que se desarrollara de manera tan violenta.
En cualquier caso, creemos que, a medida que trascurran los meses, los riesgos actuales tenderán a relajarse, consolidándose una mayor estabilidad a los mercados. Es por ello que vemos este momento antes como una oportunidad para posicionarse que como una opción de salida.
Por supuesto, es comprensible , la mayoría de los inversores no están acostumbrados a un escenario como el actual (con tipos de interés a cero, renta fija con retornos negativos, bolsas volátiles o ausencia de inflación, entre otros rasgos), observen la situación con nerviosismo. Sin embargo, nos encontramos en un momento en el que deben de prevalecer los fundamentales de los mercados a medio plazo antes que el estricto corto plazo. El corto plazo está ,cada vez mas, en manos de modelos matematicos y programas informáticos que mueven el mercado haciendo trading minuto a minuto pasando de la euforia al pánico.
Y es que a pesar de todo el ruido que está produciéndose estos días, no debemos olvidar que las encuestas manufactureras globales aumentaron en diciembre, los datos de empleo y las tasas de consumo que hemos conocido en estas últimas semanas, han sido aceptablemente buenos, especialmente en Europa; e incluso, aunque parezca difícil de creer, en términos macroeconómicos, la situación actual de China no difiere en gran medida de la situación en la que el país se encontraba ya hace un par de meses (esto mientras el resto de economías asiáticas está moviéndose hacia terreno expansivo).
¿Por qué caen las bolsas entonces?
Consideramos que el mercado está reaccionando por exceso a los acontecimientos. Bien es cierto que la bolsa china ha caído con fuerza estos últimos días, pero el motivo, como acabamos de exponer, no ha sido un supuesto deterioro de sus fundamentales, si no otras causas, como, por ejemplo, el exceso de apalancamiento entre los inversores minoristas chinos, que suponen un 85% del volumen de contratación de la bolsa de Shanghai, o el intento de regulación del mercado por parte de las autoridades chinas, que lejos de contener la volatilidad y limitar las caídas, las ha acelerado.
¿Qué aspectos positivos nos debería deparar este año?
Uno de los principales alicientes del presente año será el beneficio que supone para las economías un entorno de precios bajos en el petróleo, lo que contribuye a mantener la actual situación de laxitud en la política monetaria (en palabras sencillas, presumibles nuevas actuaciones por parte del BCE y también una actuación contenida por parte de la FED).
Esta relajación de la política monetaria en Europa debería suponer un incentivo a la contratación de renta variable. Y, si bien no hay señales que nos hagan vaticinar un mal año para EEUU, vemos con más agrado y confianza la inversión en el viejo continente.
También esperamos que 2016 sea un año donde los estímulos políticos favorecidos en China durante el pasado 2015 empiecen a notarse favorablemente, aportando la estabilidad económica que tanto demandan los mercados en este momento. Dichos estímulos atañen igualmente a países tan relevantes a nivel internacional como India o Brasil: se espera que las recientes medidas adoptadas por sus gobiernos contribuyan a mejorar los datos de crecimiento para el presente año.
Más difícil será la situación en España, dada la incertidumbre política, así como un gobierno presumiblemente limitado en sus funciones. Considerando este escenario, no creemos que España resulte un mercado demasiado atractivo para los inversores. De cara al primer tercio de 2016, veríamos más favorable la inversión en otros países de la eurozona, países adecuados a un perfil más moderado.
En el caso de aquellos inversores que se encuentren especialmente incómodos ante este contexto actual de mercado, lo más recomendable sería reducir la exposición a renta variable y esperar a que la situación se normalice, esto es, a que las bolsas comiencen a descontar un escenario más positivo, si bien así también correremos el riesgo de perdernos la futura recuperación que pueda tener lugar, puesto que ésta suele ser también muy brusca.
Tampoco es el momento de olvidarnos de cual es nuestro horizionte de inversión a la hora de tomar decisiones y no basadas solamente en comportamientos de corto plazo.
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