El depósito bancario es el producto de ahorro más conocido y usado por el pequeño ahorrador. Sin embargo para el ahorro a medio largo plazo hay instrumentos financieros que tienen mejor tratamiento fiscal y permiten una mayor diversificación.
Veamos una breve explicación de cada uno de ellos y las principales ventajas de los fondos frente a los depósitos.
– Depósito bancario: Es un producto que permite conocer de antemano la rentabilidad, duración y las ventanas de liquidez. Además, sabemos que nuestro capital está garantizado a vencimiento y durante toda la vida del producto por el Fondo de Garantía de Deposito que cubre hasta un capital máximo por titular y cuenta de 100 000 €.
La fiscalidad no es la más favorable si la comparamos con otros instrumentos financieros, esto se debe a que no podemos elegir ni posponer el momento de tributar. El pago de las plusvalías queda prefijado de antemano y una vez que pagan los intereses, tributan al tipo de interés que corresponda (rendimientos de capital mobiliario). Tanto si la persona necesita o no el dinero en ese momento, siempre está obligada tributar cuando la pagan intereses, perdiendo el coste oportunidad que supondría invertir de nuevo el importe de esos impuestos pagados.
Para el ahorro a medio y largo plazo hay instrumentos financieros que tienen mejor tratamiento fiscal y permiten una mayor diversificación (los depósitos forman parte del pasivo del Banco).
– Fondos de inversión: son instrumentos de inversión mediante los cuales, una pluralidad de inversores aportan parte de su patrimonio a un fondo común, con el fin de obtener una determinada rentabilidad. Una entidad gestora formada por profesionales se ocupa de invertirlo (cobrando comisiones por ello). Lo invierten en una serie de activos como pueden ser acciones, títulos de renta fija, activos monetarios, derivados,… e incluso en otros fondos de inversión. La entidad gestora siempre es independiente de la entidad depositaria.
Los fondos de inversión generalmente no requiere grandes cantidades de dinero, son fáciles de comprar y vender en un mismo día, en todo momento conocemos el valor de sus participaciones y nos permiten ajustar la cartera al perfil de riesgo de la persona (conservador, moderado y agresivo). Son instrumentos regulados, un fondo de inversión no puede hacer lo que quiera con el dinero de los partícipes, tiene que respetar las reglas marcadas por su propio reglamento de gestión. Además la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) controla la actuación de la entidad gestora de los fondos de inversión y protege a los partícipes.
Las principales ventajas frente a los depósitos:
–Tratamiento fiscal: en los fondos de inversión se puede traspasar el dinero de un fondo de inversión a otro sin tributar lo que le permite diferir el pago a hacienda indefinidamente. Las plusvalías o minusvalías no son efectivas hasta que el importe invertido se hace líquido.
– Diversificación: permite operar en distintos mercados, zonas geográficas, tipos de activos, formas de gestión, etc.
– Seguridad: en un fondo de inversión compras participaciones y esas participaciones pase lo que pase con la entidad gestora son propiedad del participe y estarán valoradas a valor de mercado.
– Liquidez: la liquidez de un fondo de inversión puede realizarse en cualquier momento.
En conclusión existen instrumentos mejor tratamiento fiscal a la hora de ahorrar.
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